Un titulo sensacionalista al lado del original que sería “El último viaje del Demeter” pero que no falta a la verdad. Esta película se basa en un solo capítulo de la novela de Bram Stoker que detalla la llegada de Drácula a Londres, y que tiene como documento el diario de a bordo del Capitán Elliot. El resultado final del viaje casi se revela en los primeros minutos de la película. Y el planteo con gran despliegue visual, muy bien logrado no puede ser más terrible: Estar en altamar con Drácula que sabemos tiene una sed insaciable. Entre los aciertos del film es mostrar tormentas y oleaje constante en un barco donde primero desaparecen las ratas, rescatan a una chica polizonte casi moribunda, apenas salvada con transfusiones de sangre, y las primeras víctimas son los animales. Después vendrá la cacería y la aparición del monstruo. Lo encarna Javier Botet y se presenta bestial , con cierto aire a Nosferatu. Que todo suceda en un ámbito donde es imposible huir contribuye a la tensión. Pero tiene en contra que el terror cuando es repetitivo no asusta y un guión de Bragui Schut Jr y Zak Olkewicz que no tiene demasiado ingenio, aunque el director, André Ovredal, sea un verdadero experto en manejar climas de oscuridad y momentos realmente espeluznantes. El conde vampiro fue presentado en el cine como seductor, implacable, operístico o bellísimo. Aquí su representación lo revela como el señor del mal, un demonio dispuesto a comenzar su raid en la populosa Londres. ¿Otro capítulo de una saga? Puede ser. ¨Por ahora vemos esta peli que tiene más atractivos que problemas.