Se plantea como una película atractiva desde el vamos, cuando la protagonista es la potente Hilary Swank, secundada por Olivia Cocke, y la promesa desde el vamos es hurgar en la muerte de un joven asesinado, drogadicto y vendedor de droga, en realidad cocaína corrupta con fentanilo una mezcla peligrosa y fatal. Pero si bien el director y coguionista Miles Joris –Peyrafitte acierta con climas y caracteres, la última parte es decepcionante. Swank le saca provecho a esa madre alcohólica, periodista de talento, devastada por el asesinato de un hijo al que nunca pudo ayudar. Tiene otro que es policía y pareciera su consuelo y apoyo. La novia de su hijo muerto, embarazada, primero rechazada y luego aliada le permite al director, indagar sobre los lugares sórdidos que no vemos, en su ciudad natal, desde la adicción, los centros de ayuda y los grupos para intentar dejar la dependencia. Pero el hilo policial, con vueltas de tuerca se torna previsible, fácil y con una solución que mas que aceptación puede ser una bomba de tiempo.