Federico Sosa guionista y director se propuso hablar de los ideales, y para eso eligió a un grupo de trabajadores de una cooperativa eléctrica, con sus bromas internas y sus preocupaciones laborales, corre el año 2001 y la crisis es palpable paso a paso. Entre las escenas costumbristas, de lenguaje y chistes entre hombres de esa época, se cuelan textos de la obra de teatro “Digamos boludeces” de José Pablo Feinman, de las novelas “Cámara Gesell” de Guillermo Sacomanno y “Villa Celina” de Juan Diego Icardona. Y si bien en el relato no todo cuaja con la misma intensidad, el film esta recorrido por la honestidad intelectual de su protagonista, que desde el primer minuto y especialmente en el final se encarga de mostrar su dolor por las ilusiones perdidas, la utopías no realizadas y los valores que pese a todo laten intactos en su corazón. Es un hallazgo la elección del protagonista, el talentoso German Silva, muy bien acompañado por Sergio Podelay, Verónica Gerez, Chang Sun Kim y un ajustado elenco.
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