“No hay nada más peligroso que una mujer que baila” dice ese hombre del 1600, juez implacable y excitado con esas mujeres sobre las que puede decidir sobre la vida, la muerte y las torturas. Pero la frase resuena en el siglo 21 con fuerza, nada más peligroso para la sociedad patriarcal, para un hombre machista que una mujer que se libera, que escapa a su control. El talentoso director argentino Pablo Agüero, el mismo de “Salamandra” y “Eva no duerme”, se baso en la historia del juez Pierre Rosteguy de Lancre que recorrió el país vasco francés interrogando y condenando a decenas de mujeres para luego escribir un tratado sobre ángeles y demonios que sirvió de base a muchos juicios de la inquisición. En el argumento apresa a un grupo de jóvenes mujeres denunciadas por bailar en el bosque cantando canciones tradicionales. Las tortura hasta que una de ellas teje un plan estratégico, seguirle la corriente, confesar, describir el supuesto Sabbat, el titulo en vasco, ganando tiempo hasta que regresen los hombres que se rebelaran ante tanto atropello. Esas mujeres toman el poco poder que descubren y alimentan y erotizan a un juez perverso y exaltado. Pero el film no solo apunta a esa embestida contra las mujeres, sino hacia las minorías locales, hacia la utilización de su lenguaje ancestral porque el poder central los ve como un peligro y estos juicios también sirven para disciplinar al pueblo. Como siempre el director filma con una alucinante intensidad y cuenta para sus propósitos con grandes actores. Los experimentados como Alex Brendemühl y nuestro Daniel Fanego, y las jóvenes y vitales actrices que encabezadas por Amaia Aberasturi derrochan pasión y, entrega. El film acaba de ganar cinco premios Goya. Y hay que verlo.
DISPONIBLE EN CINE.AR y SALAS