Por obra del éxito de una película, Liam Neeson se transformó en un héroe de acción a la par que demuestra su talento en tantas otros films. Pero en esta ocasión es dirigido por Robert Lorenz, que fue durante mucho tiempo asistente de dirección de Clint Eastwood y tiene como él un estilo medido y la tensión para un relato que recuerda las películas de acción de Charles Bronson, con un plus para el protagonista. En esta historia sencilla y efectiva, lo más importante del film no está en las escenas de acción, que las tiene, especialmente la final, sino en la relación de ese hombre vencido, ex combatiente, viudo reciente, con su propiedad a punto de ser rematada, con un niño indocumentado, llevado por su madre para salvarlo de una venganza narco. Apenas pasan la frontera, esa mujer, su niño y un botín considerable de dólares, pasan a ser un problema a resolver para el personaje principal. Y ahí toma ventaja Neeson con su talento para darle carnadura a un hombre rudo, que odia la tecnología, que primero es egoísta y luego se sensibiliza y no abandona a ese niño desvalido frente a un destino violento seguro. Acompaña muy bien a Liam el pequeño actor Jacobo Pérez y como antagonista Juan Pablo Raba de “Narcos”.
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