Es un film donde se habla de temas tan importantes como los embarazos no deseados, la mutilación de los genitales femeninos, las prohibiciones religiosas y culturales, las condenas al ostracismo para las mujeres que esperan un hijo, arrojadas fuera de sus hogares, de sus familias y del sistema educativo. Temas terribles. Pero el famoso director y guionista Mahamat-Saleh Haroun se adentra en esos lazos sagrados entre mujeres, en la sororidad, entre madres he hijas, hermanas, amigas y hasta anónimas dispuestas a ayudar siempre, construyendo un muro de afecto y contención en una sociedad profundamente machista y abusiva. El film relata la historia de una trabajadora, que utiliza los cables de acero de las viejas llantas usadas y construye braseros que vende con una amiga en la calle, en la capital de Chad. Con eso vive con su hija, trabajando duro, y manteniendo una forzada independencia. Cuando su hija de 15 años quiere abortar, además la expulsan del colegio, primero se plantean cuestiones religiosas pero después esa madre confiesa secretos de su vida y se pone en acción. Por supuesto que el aborto no es legal pero con mucho dinero se puede hacer. Y esa madre no se detendrá ante nada. El talento del realizador sabe captar perfectamente ese mundo femenino donde la desesperación impulsa la acción, y la solidaridad florece de manera conmovedora, nunca con un golpe bajo, como un verdadero canto a la vida en un país donde no hay justicia para las mujeres que no pueden disponer de su propio cuerpo.
DISPONIBLE EN MUVI