Personajes aislados en un entorno bucólico buscando huir de la gran ciudad, tratando de concentrarse en sus trabajos. Son dos, pronto serán cuatro, pero la filosa mirada del director advierta casi de inmediato lo que le ocurre a su protagonista: un hombre acorralado, egocéntrico, débil pero demandante de su aparente importancia, bloqueado creativamente. Mientras su amigo e invitante se acopla de inmediato a los visitantes imprevistos, a pesar de que tiene que completar su portfolio de fotos para una beca de arte, el escritor no se da permisos. Recalca la importancia de su trabajo, aunque nada hace por él, ni se permite un baño en el mar. Y si socializa se transforma en un ser agresivo. Es un escritor con un primer éxito que recibió una tibia recepción a su segundo manuscrito, sabe, sospecha que no está a la altura y la visita de su editor es una amenaza que lo hunde en el miedo. Por eso comete errores de apreciación que pagará caro. Su interés romántico lo define en la dimensión de su estupidez “es incapaz de ver la realidad, solo está centrado en sí mismo. Pero de la observación de los personajes, todos cercados por amenazantes incendios forestales, que verán en toda su dimensión, la película se encamina al dolor y la tragedia y luego a un final abierto un poco más esperanzador. Una mirada profunda a la capacidad de solidaridad, empatía y adaptación de los humanos, la mutabilidad de amor, las apariencias y conceptos sobre el éxito. Mas una inclusión de preocupación sobre los desastres ambientales. Pero por sobre todo esas capas profundas que atraviesan sus personajes, que al principios parecen simples mortales pidiendo una tregua. El engaño de la simpleza da paso al análisis más incisivo de dolores, frustraciones, anhelos, expresiones artísticas y hasta la capacidad de redención. Grandes actores, en especial su protagonista, Thomas Schubert. Una película intensa, que interpela al espectador, fascinante.
CIELO ROJO
CIELO ROJO
4.0Engañosamente liviana, con un gran poder de observación y sorpresa