VIDAS PASADAS

La inteligencia y el talento de la autora y directora hacen de la visión de esta película una experiencia de fascinación. Celine Song construye con su conocimiento de dramaturga una trama donde se habla de destinos, de influencias, de atracciones palpables en el aire, de angustias y por sobre todo de deseos contenidos que podrían encenderse con solo una chispa o quedar suspendidos sin concreción. En una línea de diálogo, la protagonista, Greta Lee, explica un concepto coreano que habla del destino y las influencias que tienen sobre él las vidas pasadas. Por eso el film va del presente a la vida de dos seres que parecen estar indisolublemente unidos, y los muestra en tres tiempos. Cuando tienen 12 años y un amor platónico los envuelve en un apresurado adiós, por la emigración de los padres de ella. Cuando tienen 24 se buscan en las redes pero, a pesar de que todo parece servido para que concreten una relación, eso no ocurre. Cuando ya tienen 36, Nora, la protagonista, escritora, casada con un colega recibe la visita de ese hombre de su pasado. Y en ese encuentro se juegan las emociones intactas, lo que pudo ser, la complicidad, los arrepentimientos, los interrogantes sobre lo que puede suceder y lo que quedará de tanta atracción postergada. La realizadora esquiva todos los lugares comunes y predecibles, ilumina la filigrana de los sentimientos de este triangulo inusual que se inicia como un juego de adivinación y se interna en la materia del deseo tamizado por el desfasaje del tiempo. Además de la encantadora Greta Lee, muy buenos los desempeños de Jhon  Magaro y Teo Yoo. No se la pierda.