Un estreno que es un verdadero acontecimiento por muchas razones. La película está basada en una fundamental novela de Lemebel, un artista polifacético que brillo en Chile como un transgresor, portavoz de voces calladas, rebelde por naturaleza, que creó esta historia donde una “loca de la esquina” y un militante de izquierda coinciden en la época de Pinochet, en una situación menos límite que en el “El beso de la mujer araña”, pero si tan intensa y desgarradora. . En la novela también está el dictador y su esposa. Pero el director Rodrigo Sepúlveda y guionista junto a Juan Tovar, se centra en la relación de la vieja travesti, que de día borda para las esposas de los militares y de noche frecuenta las inmediaciones de los cines porno en busca de clientes, y ese hombre joven que forma parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. La relación avanza entre ese ser curtido por la vida, de mirada melancólica, que lo ha visto todo, pero que todavía se ilusiona al ritmo de los boleros increíbles que abundan en el film, uno de ellos cantado por Sara Montiel le da el titulo al film y la novela. La loca sabe lo que pasa pero elige mirar para otro lado, el del brillo y la diversión, la lentejuela y la media luz. Aunque la realidad brutal siempre irrumpa en su vida. El enorme actor Alfredo Castro la compone con la medida justa, la sabia intuición propia y la del director para que los detalles sean todo y el desborde melodramático quede de lado y nunca se caiga en esa tentación. Esa “loca” que pregunta en la voz de Lemebel si alguna revolución tiene lugar para ellas, con la firme convicción del rechazo. Mientras, el militante usa esa casa en ruinas de la vieja travesti, para guardar libros y armas, para celebrar reuniones, con todo el peligro que eso implica. Ella deja hacer y el se gratifica con una relación que no sabe de los rigores de la militancia, y abre su corazón como pocas veces en su vida. Dos seres que logran un encuentro emotivo y hasta amoroso y sexual en una oportunidad, en un mundo violento en extremo. El tono del film mantiene una línea de emoción y tristeza, de oscuridad y brillo breve donde todos juegan su papel pero también son conscientes del lugar que ocupan. El fracaso del atentado que pudo cambiar la historia chilena pone a cada protagonista en su destino. Frente al mar, la loca de esquina ya no tiene ni un truco para desplegar una ilusión falsa, conmovedoramente trágica. En esta coproducción entre Chile, México y nuestro país, brillan también grandes actores como Luis Gnecco, Julieta Zylberberg, Leonardo Ortizgris. La fotografía excelente de Sergio Amstrong, la música de Pedro Aznar y la dirección de arte de Marisol Torres contribuyen para un film que hay que ver.
DISPONIBLE EN CINE.AR