Como si fuera un “largo viaje de un dia hacia la noche” de Eugene O´Neill pero sin su dimensión trágica, este film se arriesga con una profunda discusión de una pareja, justo en la noche en que el protagonista estrena una película que puede consagrarlo como un gran realizador. Es un proyecto con el creador de Euphoria, Sam Levinson, con varios productores entre los que están los protagonistas del film Zendaya y John David Washington (Hijo de Denzel). Es un “ajuste de cuentas” entre una pareja y sus contratos básicos, un cuestionamiento que va al hueso sobre temas tan difíciles de tratar como compañerismo, solidaridad, egoísmos, dar por sentado que el otro siempre tiene que estar, fidelidades, sospechas, dolores profundos. Ella es una ex adicta que siente que el film se basa en su vida, el desarma con crueldad su argumento. Pero ella, la fuerza que lleva el film demuestra que pudo ser la actriz, que fue la que leyó borradores y contribuyo muchísimo al trabajo y el olvido de un agradecimiento público la hirió profundamente. Pero además hay juicios sobre le mundo del entretenimiento, los conceptos de cine, las aspiraciones. Discusiones sobre estilo, prejuicios, egocentrismo. Un ejercicio que por momento agota, como una verdadera autopsia al mundo creativo y marital. Pero es valiente, arriesgada y Zendaya tiene escenas de gran lucimiento.
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