Esta nueva película la talentosa realizadora paraguaya Paz Encina, un film de gran recorrido y premios en festivales internacionales, demuestra una vez más su capacidad para captar hipnóticamente el dolor de toda una etnia obligada al desarraigo, los de la comunidad Ayoeo totobiegosode, dentro del inmenso Cacho Paraguayo. Y aunque hacia el final salen los nombres de los actores, las voces y los cantos, toda la experiencia es la de un documental lírico. Hecho mayormente con escenas de cámara fija, con una muy cuidada composición artística, el film tiene hallazgos poéticos, narrados por una voz suave e hipnótica que relata no solos los hechos crueles que obligaron a la emigración del pueblo, sino también el dolor por los muertos, los castigados, la verdadera dimensión de la ausencia. Cada creencia de una cosmovisión cautivadora, como el protagonismo de una niña en quien encarna una diosa, se vuelve imagen pura y bella. Y detrás de esas composiciones esta el sonido lejano de los gritos, el fuego, la muerte, las voces dolientes. Las escenas más crudas son atisbadas por una mujer menonita a través de una ventana, seres amenazados, mientras ella cose una puntilla o se asusta, pero nunca se solidariza. La “civilización” corre a una comunidad para apropiarse de sus campos, y ellos huyen sabiendo que nunca podrán volver.
DISPONIBLE EN EL MALBA