David Cronenberg ha creado una nueva película de horror corporal que se emparenta con » Crash» y que fue escrita por el director en la misma época. Es un film de oscura mirada distópica, que imagina un futuro inquietante poblado de ideas disruptivas, provocadoras. Un mundo donde las infecciones no existen ni tampoco el dolor. Las cirugías pueden hacerlas casi todos con máquinas que reciben instrucciones a control remoto. Y esa cirugías dan placer, son el nuevo sexo. El personaje de Viggo Mortensen es un performer, su cuerpo produce órganos que el extirpa con la ayuda de su compañera en extraños espectáculos. Las ideas que siembra Cronenberg, algunas apenas enunciadas y sin desarrollo, son de gran audacia: una madre que justifica el filicidio, aparatos orgánicos y monstruosos que ayudan a comer y a dormir, burocracias infernales. Y por si fuera poco el nacimiento de una raza distinta que se alimenta de plásticos, el mayor contaminante del planeta, que no se degrada. Un destino para la humanidad que compensa tanto abuso contra el planeta. Y por supuesto las luchas de poder entre lo conservador, lo válido y una resistencia que puede ser todavía más terrible. En una paleta de colores oscuros, de calles desoladas y destruidas, con un gran diseño de producción de Carol Spier y Douglas Koch, las criaturas del film deambulan perdidas o en medio de conspiraciones y el deseo siempre encuentra su camino. Viggo Mortensen notablemente delgado y casi desfalleciente hacer una gran entrega, Léa Seydoux intensa y talentosa como siempre, Kristen Stewart lidia con un personaje poco profundizado pero inquietante. Con atmosferas melancólicas pero potentes, hay que ver este film desconcertante y audaz.
Disponible Sala Leopoldo Lugones y a partir del 29/7 en MUBI