Hernán Gaffet homenajea a su padre. Que es lo mismo que homenajear a nuestro cine. Recordar el trabajo terrible de la censura. Y la aparición de directores que fueron halagados en los mejores festivales internacionales. Gracias a Néstor Gaffet se estrenó en nuestro país la primera película de Igmar Bergman, y la de creadores impensados que revolucionaban el cine europeo. Por él Leopoldo Torre Nilsson hizo esas películas que en Europa felicitaban directores como Fellini. Productor, distribuidor, cinéfilo, y adalid de la lucha por la libertad cultural, con personajes tan reconocibles como siniestros. Con materiales inéditos, recuerdos, afiches, películas, un tiempo que cuando salían del cine los espectadores de la calle Lavalle, y se juntaban con los que esperaban, provocaban una multitud impresionante, en poco más de tres cuadras. Un homenaje de un hijo a su padres, de un tiempo pasado, ferviente, innovador.
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