Hay que esperar, hay que aguantar, repite Tom Waits desde la banda sonora. Hay que seguir en ese tiempo desolado y sin sentido como lo propone Beckett en Esperando a Godot, un texto que obsesione a ese productor, director y padre de familia, suspendido y encerrado por culpa de la pandemia. Alejo Moguillansky y Luciana Acuña realizaron con este film un trabajo de los mejores de la época signada por el Covid, por original, lúdico, creativo y delirante. Tan singular como el encierro obligado, la falta de trabajo, la locura asomando con tanta inactividad, la preocupación económica ante tanta escasez. La respuesta de los directores es refrescante, con mucho de comedia física, irreverencia y cuestionamiento. Pocos recuerdan la tonelada de filosofía barata que inspiro ese tiempo. Frente a esos lugares comunes brillan los interrogantes angustiosos de volver con lo mismo, como si nada hubiese pasado. La gran protagonista es la hija de este matrimonio, Cleo, que encuentra una salida para su deseo de comprar un telescopio, comienza a vender objetos familiares, con la ayuda de un motoquero. La profundización de esa situación culmina con ponerle precio a todo y todos, vender lo posible, incluida la perra, otra revelación. Elegida como mejor largometraje en el último BAFICI, en el Malba o en la Lugones, no se pierda este derroche creativo y bello.
EDAD MEDIA
EDAD MEDIA
4.0La mejor respuesta a la angustia del encierro, humor, delirio, creatividad