La secuela de las aventuras del matrimonio de Nick y Audrey Spitz que ahora ya tienen su propia agencia de detectives, que se enfrentan, en una producción lujosa, con un caso de nivel internacional. Invitados a la boda de su amigo multimillonario, un marajá, llegan a una isla de ensueño con todos los gastos pagos y regalos lujosos, para verse metidos en una intriga a los Agatha Christie. El día del ensayo de la boda el novio es secuestrado y los Spitz se ponen en acción porque deducen al clásico argumento policial, que el culpable está entre esos invitados que van cayendo a su suite en alegre montón. Proponen lo tantas veces visto pero generalmente eficaz, que nadie se ausente hasta descubrir al culpable. Por la idas y vueltas del guionista James Vanderbilt y con la dirección de Jeremy Garelick aquí la diversión esta en la torpeza del rol de Adam Sandler, la agudeza y encanto de Jennifer Aniston y las dotes de villano de Mark Strong. Delirios y vuelta de tuerca que les exigen quedarse colgados de la mismísima torre Eiffel con tiros y riesgos para redondear un entretenimiento familiar.
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