El director Ezequiel Enríquez utilizó como actores a un elenco de no profesionales, habitantes del lugar, y decidió dialogar entre el documental y la ficción para mostrar un drama coral, una historia de amor que roza lo incestuoso y se potencia con la violencia patriarcal, y un panorama como telón de fondo de desamparo y desarraigo. Un hecho inapelable aqueja a toda una parte de una pequeña ciudad: una represa que inundará parte de un pueblo, en la frontera misionera con Brasil. No es solo dejar sus casa por otras más chicas y más precarias, también se enfrentan a la desocupación. El cierre de su fuente de trabajo. El clima muy logrado de la película se centra en una familia multiétnica y cómo, mas con silencios que con palabras, las dudas, las angustias se agigantan. Aparecen también las rebeldías, los deseos de independencia. Y una pasión prohibida que desata la violencia. Un episodio clave en el film casi hay que adivinarlo en las sombras, lo que agiganta la crueldad y la impunidad.
LA CRECIDA
LA CRECIDA
3.0Cruza de lenguaje documental y ficción, la injusticia, la violencia y el desamparo