Un estreno que se inscribe en una semana del cine francés, por la festividad que recuerda la toma de la Bastilla.. El film de Antonin Peretjatko, que es del 2013, nunca fue estrenado en nuestro país. En su momento fue recibido como poseedor de un movimiento actual de realizadores, que toca suavemente el que supo ser rebelde y rupturista como la nouvelle vague. Aquí el realizador “toma prestado” la idea de jóvenes desconectados en narrativas revueltas, saltos de la cuarta pared, reflexiones políticas y filosóficas, una edición frenética. Especialmente juega con las convenciones del género romántico, las construye y destruye en alegre sucesión, miles de ideas que podrían dar origen a una película entera, como la prohibición del verano por parte del gobierno para paliar la crisis, momentos inspirados y otros vanos. Si se mira con el conocimiento de lo que fue ese tiempo rupturista de los 60, causa cierta gracia. Sino uno se queda afuera del código. Una suerte de homenaje a un cine amado y ridiculizado en esta ocasión.
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