Es un documental de Pablo Pintor dedicado a su padre, el famoso fotógrafo Oscar Pintor. Con una excusa que viene del desencanto, que lleva a un viaje de reencuentro y que culmina como una gran homenaje, no solo de un hijo a su papa, sino a un reflexión sobre una cabeza creativa que se expresa en un determinado lenguaje. Si el fotógrafo dice que perdió su capacidad de ver, el hijo propone un recorrido casi imposible, revisitar el escenario de determinadas fotos, una búsqueda de antemano difícil en la práctica pero enriquecedora en el trayecto. Humor, gracias, revivir momentos penosos como un terremoto con todas las implicancias familiares, todo el viaje es una complicidad entre dos hombres creativos. Uno que abandona el desencanto y otro que lo “empuja” y nunca se encuentra con una negativa. El resultado es fresco, revelador, lejos de lugares comunes y pomposidades, cerca del afecto y la admiración mutua.
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