Tiene como protagonista a Natalie Dyer de Stranger Things y como directora y guionista a Karen Maine. Y el resultado de esta comedia blanca pero no estúpida, extremadamente cautelosa en cuanto a las críticas al mundo católico, es que parece destinada a ese universo de creyentes adultos que no reniegan de la Iglesia pero que no son practicantes impolutos. Una jovencita educada en un colegio religioso, en una comunidad fervorosamente creyente, con padres muy practicantes, experimenta la llegada del deseo. Con una anécdota malévola ella es víctima de los chismes y queda como una “prostituta” que intento sacarle el novio a una compañera. Pero además no tiene ni con quien hablar para descubrir los secretos del deseo ni las expresiones de doble sentido, así que sufre sola y aprende a masturbarse por internet. Ya en un campamento católico descubrirá que la “pureza y los pecados” no los practica ni siquiera su cura mentor. El guión está bien construido, la actriz es dúctil, pero las limitaciones por no ofender a nadie pueden ofender al espectador adulto .
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