El director y guionista rumano Bogdan George Apetri, que hace casi 20 años reside en Nueva York, nos regala un film inquietante, misterioso, perturbador. Pero además de todos los elementos de un policial que atrapa al espectador, lo que mucho le interesa al realizador son esas largas conversaciones de los personajes que pintan a la sociedad rumana, con una burocracia insufrible enquistada, con un descontente generalizado y la conservación de las apariencias, como el ropaje de una religiosidad en la que nadie cree realmente. El film esta dividió en dos partes. En la primera una joven huye de un convento, con su habito negro uno supone que es una monja. Con el hermano taxista de una compañera, complotado, va hacia un hospital. En el viaje, que también comparte un médico, dice que necesita una consulta por sus dolores de cabeza, pero cuando llega va la parte de ginecología y obstetricia, y es fácil adivinar porque. Luego, a pasar de tener una cita para el regreso con el mismo taxista, opta por irse en otro, con un conductor afable y tranquilo. Por supuesto que las apariencias engañan y la pobre joven es violada en una escena cruel que casi no se ve y transcurre fuera de campo. La segunda parte del film se centra en un inspector de policía, un hombre que tiene a su sospecho, que sabe que es culpable y quiere probar si o si que lo es. Aunque tenga que plantar pruebas u otros métodos, aunque parezca tan distinto al nivel de parloteo tonto a su alrededor. El director nos atrapa, nos deja afuera de momentos cruciales, nos sorprende, nos desconcierta. Y nos regala un film que no olvidaremos.
MILAGRO
MILAGRO
4.0Cine de autor, con los elementos del policial, misterioso, inquietante y perturbador