Como director y contando su propia historia, Luis Ziembrowski realiza un hecho artístico contando como fue el escaso vínculo que tuvo con su padre biológico, con mucha valentía y sinceridad. Exponiendo sus ideas sobre la actuación y la herencia. Poniendo blanco sobre negro el dolor y el descubrimiento. Filmando, mostrando su material y el detrás de escena del mismo. Con realismo e imaginación, climas y confesiones, en un trabajo muy logrado. El actor y realizador se pregunta si existe un gen maligno que enlaza la historia de su padre, un hombre del hampa, que estuvo preso, que lo abandono cuando solo tenía dos años, a quien vio pocas veces en su vida, con sus roles de villano que lo hicieron famoso. Para Ziembrowski ese nombre que se llamo Israel, Santiago, el ruso Jorge fue durante mucho tiempo un fantasma inasible perdido en su memoria y en los testimonios contrapuestos de su familia. Una presencia que, con talento y la participación de muchos amigos y colegas (Pablo Echarri, El Puma Goity, Daddy Brieva, Alejandra Flechner entre otros) apareció para dejarlo ir.
EL VILLANO
EL VILLANO
3.0Con mucha creatividad, sinceridad y dolor, Ziembrowski habla de su padre