Un filme que sigue el itinerario de un hombre en la última etapa de su vida, cuando ya se siente un estorbo para su familia, que decide realizar un viaje retrasado por años para reencontrarse con el amigo que le salvo la vida, en su pueblo natal, en un país Polonia que durante casi toda su vida era sinónimo de una mala palabra. El es un sobreviviente del holocausto, lleva en su piel el número que le tatuaron los nazis, y siente que finalmente «debe» entregarle su traje al hombre que desafió a su familia por salvarlo. Deja atrás a nuestro país, y se encontrara con gente que lo roba pero que también lo ayuda y mucho: la dueña de un hotel barato en Madrid (Ángela Molina), el ocasional compañero de viaje (Martin Piroyansky) una turista que le demostrará que no todos los alemanes son nazis, una enfermera polaca que lo acerca a su destino. Hablamos con Miguel Ángel Solá, que se transforma en un hombre de 88 años, con el director Pablo Solarz y con Martin Piroyansky.